Martes, 7 octubre 2025
Lo que comenzó como una gestión cargada de expectativas, hoy se ha convertido en el centro de duras críticas ciudadanas. Ruperto Fernández Sernaqué, alcalde del distrito de La Unión, enfrenta cuestionamientos por el manejo de los fondos públicos, los constantes viajes a Lima y la escasa ejecución de obras en beneficio de la población.
Fernández, un docente que antes se desplazaba en mototaxi, llegó al cargo casi por casualidad según vecinos y ahora es señalado por hacer frecuentes viajes en avión financiados con dinero del municipio. De acuerdo con la plataforma Consulta Amigable del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), hasta la fecha ha gastado S/ 15,323 en pasajes aéreos, pese a que el presupuesto original para el 2025 era de S/ 11,000. Posteriormente, mediante el Presupuesto Institucional Modificado (PIM), este monto fue elevado a S/ 24,000.
El detalle no termina ahí. La gestión de Fernández también cuenta con un presupuesto aprobado para viajes internacionales, que inicialmente ascendía a S/ 26,000 y luego fue reducido a S/ 18,000, aunque hasta el momento no se registra ejecución alguna en este rubro.
Mientras tanto, la población se pregunta dónde están las obras. Los problemas de agua, alcantarillado, electrificación y mejoramiento de vías siguen sin solución, y el avance físico de proyectos locales es mínimo, según fuentes del propio portal de transparencia económica.
Vecinos y dirigentes expresan su decepción por lo que califican como una gestión “sin rumbo y sin resultados”, y señalan que el alcalde mantiene vínculos cercanos con el exalcalde Walter Ayala, a quien aseguran nunca fiscalizó cuando era regidor. Esta relación, dicen, levanta sospechas sobre el manejo político y ético de la actual administración.
A poco más de un año de culminar su mandato, crece la percepción de que La Unión podría cerrar otro periodo municipal sin obras significativas, pero con un historial de viajes, presupuesto inflado y desconfianza ciudadana.
“Mientras él vuela a Lima, nosotros seguimos esperando agua potable y pistas transitables”, comentó un vecino indignado.
En medio de la frustración vecinal, muchos coinciden en una reflexión lapidaria: el verdadero viaje que debería emprender el alcalde no es en avión, sino de regreso a la realidad de su distrito, donde los problemas básicos siguen sin resolverse
