Viernes, 3 octubre 2025
En el marco del centenario de Oyotún, sería imperdonable no volver la mirada hacia uno de sus más queridos símbolos: el estadio Jorge Basadre, aquel templo del fútbol que marcó época y que aún hoy late, aunque en silencio, entre las polvorientas calles del distrito.
Construido antes de los años 80 bajo la gestión del maestro Raúl Guerrero, entonces director del colegio 10044 (hoy Jorge Basadre), este escenario se convirtió en la catedral del fútbol oyotunense. Allí, las tribunas reventaban de hinchas y fanáticos que vivían cada partido con una pasión indescriptible. El eco de los gritos, las arengas y los aplausos parecía traspasar el cielo azul, mientras los mejores jugadores de la región desplegaban su talento en una cancha que se volvió leyenda.
Por su césped pasaron figuras que marcaron generaciones: Canuto Cadenillas, Julio Meléndez gloria del Boca Juniors y de la selección peruana, Juan Carlos Jaime, Trompito Gonzales (tío de Paolo Guerrero), Flecha Arnaez, Evert Negrete, Firpo Monsalve, Augusto Palacios, entre otros. Cómo olvidar aquel golazo del “Mazo” Elmer Andaluz a Jaime, en un histórico partido donde el Juan Aurich venció a la selección de Oyotún.
El Jorge Basadre también fue escenario de gestas memorables en la Copa Perú. Clubes como Alianza Vista Alegre deslumbraron con figuras inolvidables Chicle Vásquez, Grillo Maita, Cantuta Morales, Zorro Aguinaga, Diablo Hernández, escribiendo páginas doradas ante rivales de Chiclayo y de toda la región. En las tribunas, personajes pintorescos como el recordado “Panana” arrancaban carcajadas con sus ocurrencias, entre cánticos y copas.
Otros equipos también dejaron huella: Lucero del Alba, Juan Aurich del barrio San Martín, Alfonso Ugarte, CCDO, Unión Juventud Las Delicias, Defensor Oyotún, San Martín de la Compuerta… Cada uno con planteles llenos de coraje, amor a la camiseta y entrega total. Era un fútbol de sacrificio, cuando los jugadores compraban sus propios chimpunes, sin imaginar que el deporte algún día se convertiría en una industria.
Pero como toda historia, la del estadio Jorge Basadre tuvo un final. Tras casi tres décadas de gloria, el coloso fue destronado a inicios del nuevo siglo por el Estadio Municipal, más moderno y espacioso. Desde entonces, el Jorge Basadre permanece en silencio, apagado, con sus paredes descoloridas y su cancha vacía.
Hoy, oculto entre calles llenas de vida, yace como un gigante dormido, mudo testigo de goles y hazañas que marcaron a Oyotún. Es un monumento de ayer y de siempre, un recuerdo que se resiste al olvido, y que sigue soñando, quizás, con un día en que las tribunas vuelvan a temblar
