Una escena que estremece el corazón se vivió esta mañana en el distrito de La Arena, Piura. Un adulto mayor, ciego y desesperado, se adentró a la carretera Piura–La Unión arriesgando su vida, clamando con voz quebrada ayuda para su esposa, gravemente enferma.
Conmovido por la angustia, el hombre —quien vive junto a su pareja en condiciones precarias cerca del puente Mocho— no encontró otra salida. Sin dinero, sin transporte y sin alguien a quién recurrir, enfrentó el peligro de la vía para implorar que alguien se detuviera.
“Solo quiero salvar a mi esposa”, repetía entre lágrimas.
Por minutos eternos, los vehículos pasaban sin detenerse. La soledad y el desamparo parecían tragárselo todo, hasta que un grupo de serenos de La Arena, que patrullaba la zona, presenció la impactante escena. Conmovidos, no dudaron en auxiliarlo y trasladar a la anciana de urgencia a un centro médico privado.
Este episodio, cargado de desesperación y amor inquebrantable, no solo refleja la fuerza de la lealtad en la vejez, sino también una cruda realidad: la indiferencia de quienes pasaron de largo y la ausencia de un sistema de salud que ampare a los más vulnerables.
Que un hombre invidente tenga que arriesgar su vida en medio de una carretera para pedir ayuda, desnuda la urgencia de humanizar nuestras respuestas como sociedad y de garantizar que la salud no sea un privilegio, sino un derecho.