Domingo, 21 septiembre 2025
En Loreto, la congresista Ana Zegarra repite la vieja receta del clientelismo político: repartir comida a cambio de simpatías electorales. Esta vez fueron tapers de tallarín, como en los peores tiempos o años
Pero lo más indignante es que sus pasajes y viáticos son pagados con dinero de todos los peruanos. Es decir: usted paga los impuestos y ella los usa para viajar, regalar tallarín y hacer campaña política.
UNA BURLA AL PUEBLO
Mientras hospitales no tienen medicinas, los agricultores reclaman apoyo y la pobreza golpea con fuerza, los congresistas se pasean como si nada, utilizando recursos del Estado para asegurar votos con un plato de comida barata.
EL PUEBLO NO ES TONTO
La indignación explota en las calles y en redes sociales:
“No queremos tallarín, queremos trabajo, salud y dignidad.”
El Congreso se ríe en nuestra cara.”
“Ya sabemos por quién NO votar.”
¡QUE SE VAYAN TODOS!
El caso de Ana Zegarra es solo la muestra de un Congreso que ha perdido toda vergüenza. Ya no legislan, ya no fiscalizan: solo piensan en perpetuarse en el poder con migajas para el pueblo.
Porque con hambre y necesidad no se juega. El pueblo exige respeto.
