0:00 / 0:00
Radio Fantástico

«Aquí estoy, hijito»: el desgarrador clamor de una madre que espera un milagro de Dios en Sechura

Miércoles, 2 julio 2025
En una publicación que ha conmovido profundamente a la comunidad de Sechura, Mirian Roxana Yamunaqué compartió el más íntimo y doloroso testimonio de una madre: ver a su hijo debatirse entre la vida y la muerte, sin poder hacer más que orar, esperar… y amar sin medida.
Su hijo, Rony, se encuentra internado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) tras el violento choque de dos motocicletas ocurrido días atrás en Sechura. En el mismo accidente también resultaron gravemente heridos el comunicador Saúl Eche y su menor hijo, ambos aún en estado crítico. Sin embargo, en medio de esta tragedia múltiple, el testimonio de Mirian ha tocado fibras profundas en todos los que lo han leído.
“Es tan doloroso verte así, hijito… Estoy devastada”, escribió entre lágrimas. Y agregó, con el alma rota: «El doctor fue sincero: su hijo vino grave y sigue grave. Solo queda esperar.»
Pero Mirian no se rinde. Se aferra a cada pequeño gesto, a cada lágrima que corre por el rostro inmóvil de su hijo, como si fueran señales de que aún hay esperanza. «Entré a verte y solo tus lagrimitas veía correr, sin decirme nada… cómo me duele todo esto, mi Dios», escribió.
Más allá del dolor, su mensaje también es un canto de gratitud. Agradeció profundamente al pueblo de Sechura, que se ha volcado con oraciones, mensajes y ayuda solidaria: «Estoy eternamente agradecida. Sin ustedes, no sé qué hubiera sido de mi hijo.»
Rony tiene fracturas en el rostro y en la clavícula. Su estado es tan delicado que aún no puede ser operado. Por eso, su madre clama por lo único que en este momento considera esencial: más oraciones, no solo por su hijo, sino también por el niño y el padre que aún luchan por sus vidas.
«Solo quiero que esta pesadilla termine y que mi hijo vuelva con sus hermanitas, que lo esperan en casa», finalizó.
Su publicación ha sido compartida y comentada decenas de veces. No solo por sus palabras, sino por lo que representa: la fuerza de una madre que se niega a rendirse, la fe que no se quiebra, y el amor que resiste incluso cuando todo parece perdido.
Y mientras Rony permanece en silencio en esa sala de cuidados intensivos, su madre sigue hablándole al oído, con voz temblorosa pero firme:
«Aquí estoy, hijito. Aquí estoy. Y no me voy hasta que despiertes.»

Share it :

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *