Francisco Ulloa de Maersk recomienda “prepararse y no desesperarse” ante proyección económica mundial

Cualquier amenaza al comercio internacional es una señal de alerta para monitorear y ésta sigue centrada en la contienda arancelaria entre Estados Unidos y China.
Casi terminando el año, la luz de alerta continúa en amarillo. El FMI rebajó a 3,7% sus predicciones de crecimiento mundial para el 2018 y el 2019, seguido de la confirmación de su directora respecto a que “el comercio sí está dañado, sí está amenazado”. Aunque el impacto continuará siendo muy difícil de predecir e igualmente fácil de especular, las estimaciones auguran que el efecto combinado de todas las restricciones comerciales introducidas durante 2018 podría reducir el comercio mundial de contenedores entre un 0,5% y un 2,0% durante 2019-2020.
Este escenario nos invita a prepararnos y no a desesperarnos. ¿Prepararnos, para qué? Para estar atentos a las oportunidades de diversificación como respuesta a las tensiones comerciales y a la necesidad de reorganizar el comercio internacional, garantizando que todos los países puedan participar en igualdad de condiciones. A través de innovación y colaboración público-privada, podemos ser actores clave para beneficiar al país y a la región de un posible nuevo orden mundial.
Si la OMC ha establecido que, por cada dólar invertido en la facilitación del intercambio de bienes las exportaciones de países desarrollados pueden crecer hasta ocho dólares, nuestra prioridad debe estar enfocada en reducir las barreras.
Disminuir el costo de la burocracia documental, mediante un nuevo estándar digital que permita la interoperabilidad de todos los actores en la cadena logística, es uno de los caminos. Nuestra misión es apoyar estos cambios y, como país, estar disponibles para implementarlos más rápido que nuestros competidores.

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